El anuncio tiene como lugar de reposo y de fructificación, la comunión, la cual es la condición de vivir en comunidad, y que abarca una dimensión subjetiva o inconsciente y otra objetiva o consciente que enmarcan la situación de la identidad en medio de la comunidad. “La dimensión subjetiva se expresa con la fórmula “tenían un solo corazón y una sola alma”, es decir, constituían un solo cuerpo con un solo corazón y alma. La dimensión objetiva es más compleja y se resume esquemáticamente en tres realidades fundamentales que son: 1) Tenían todo en común, púes vendían sus posesiones y sus bienes. 2) Se repartía a cada uno según su necesidad. 3) No había ningún necesitado entre ellos.”[1]. Estas dimensiones, en medio de la comunidad destierran la angustia generada por actos compulsivos de salvaguarda de la propia vida, sin tener en cuenta la de los demás, transformando la energía vital, creando sentido y comunicación en medio de la comunión.
[1] RICHARD, Pablo. Hechos de los Apóstoles. en Comentario Bíblico Latinoamericano p.697
[1] RICHARD, Pablo. Hechos de los Apóstoles. en Comentario Bíblico Latinoamericano p.697
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